La relación entre estupidez y vanidad se ha descrito como el efecto Dunning-Kruger, según el cual las personas con escaso nivel intelectual y cultural tienden sistemáticamente a pensar que saben más de lo que saben y a considerarse más inteligentes de lo que son.
Este artículo es a propósito de la pandemia que nos afecta y de lo que he podido ver, leer y escuchar en los medios de prensa de mí país, donde pululan los llamados expertos en todo tipo de materias, y me refiero a aquellos personajes que opinan desde cómo hacer empanadas, hasta física cuántica, pasando por la trasmigración del alma, y por supuesto sobre la pandemia en todos sus aspectos, desde la cura hasta las medidas sanitarias. Son personajes nefastos que solo desinforman a las personas y en el peor de los casos los confunden y los llevan a un estado de permanente de desconfianza, generando teorías conspirativas o simplemente teorías absurdas de la realidad.
Por si aún no descubren quienes son esos personajes, se los aclaro, me refiero a los periodistas y los políticos, aunque para ser justo también hay algunos profesionales de salud que les gustan las cámaras de TV. Es increíble ver a estos personajes, dando cátedras sobre salud pública, epidemiología, virología, salud mental, y un largo etcétera, como si tuvieran la preparación profesional, que con suerte han leído algún artículo científico en sus vidas, pero actúan con una soberbia que sobrepasa todos los límites, dan recomendaciones de potenciales tratamientos, establecen juicios de valor moral, critican los protocolos clínicos, etc.
Paso a explícales de forma breve que se entiende por efecto Dunning-Kruger, para que ustedes puedan generar su propia relación de ideas.
Este fenómeno fue rigurosamente estudiado por Justin Krugger y David Dunning, psicólogos de la Universidad de Cornell en Nueva York, y publicado en 1999 en The Journal of Personality and Social Psychology. Se basa en los siguientes principios:
1º. Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades.
2º. Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades en los demás.
Antes de estos estudios sospechábamos que la mayoría tendemos a valorarnos a nosotros mismos por encima de la media, cosa que, lógicamente, es estadísticamente imposible, pero Krugger y Dunning lo demostraron fielmente en un experimento consistente en medir las habilidades intelectuales y sociales de una serie de estudiantes y pedirles una auto-evaluación posterior.
Los resultados fueron sorprendentes y reveladores:
- Los más brillantes estimaban que estaban por debajo de la media.
- Los mediocres se consideraban por encima de la media
- Los menos dotados y más inútiles estaban convencidos de estar entre los mejores.
Estas observaciones, además de curiosas son preocupantes, pues según ellas los más incompetentes no sólo tienden a llegar a conclusiones erróneas y tomar decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello.
Palabras al cierre, Charles Darwin: “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”.